Libros
Andrés Trapiello, episodios personales
ensayo
Este es, a la manera galdosiana, el gran friso de una vida española contada desde la última década del siglo XX hasta 2010, por ahora
Otras críticas del autor
«Me gustaría escribir libros que fueran como las caleidoscopios, que cambiaran cuando se pasara de página, incluso el título» y ésta es la esencia, la sensibilidad y el sentido de una obra, de una novela en marcha como es ese ‘Salón de pasos perdidos’, ... cuyo autor, Andrés Trapiello (Manzaneda de Torío, León, 1953), que alcanza los veinticuatro tomos con ‘Éramos otros’. Éste corresponde al año 2010, y en él Trapiello regresa a un género híbrido, o mejor, al decir de Ramón, «un género fingido», reúne en sus páginas la reflexión, la memoria, la crónica, la confesión (para María Zambrano, un género literario) y la crítica literaria.
Es más que un diario, aún cuando Maurice Blanchot advirtiera que «un diario no es esencialmente una confesión o relato de uno mismo. Es un memorial.» En la estirpe del citado Ramón, de Cansinos, de Pla, de Ruano, de Corpus Barga, Trapiello traza la novela de una vida: «A la distancia adecuada, toda vida es una novela. Solo necesita un punto de apoyo para moverse, un argumento. En las novelas malas el argumento es lo principal: en las buenas muy poco (…) Las novelas buenas se mueven solas, como los astros». Y como los astros, se escriben en un estilo que el autor denomina «desordenado» por eso sugiere al lector que «hay que releer a Stendhal, a Baroja, a Cervantes, a Galdós, a Montaigne… A todos los que escriben desordenado», y descubre ejemplos más allá de la propia literatura: «En Mezzo he visto a un grupo de jazz que tocaba con partitura. Sonaban como una de esas novelas escritas en una escuela de letras, o un poema incubado al calor de un taller de escritura. Quiero decir que daban el pego.»
ENSAYO
'Éramos otros'

- Autor Andrés Trapiello
- Editorial Ediciones del Arrabal
- Páginas 490
- Precio 32,90 euros
Trapiello no da el pego, escribe al son de los días, de las intuiciones, de los encuentros, de los deseos y de las miserias. Se conduce el autor, y conduce al lector, como un espectador o intérprete, que ameniza, y de qué manera, con un plantel de actores, y actrices secundarios impagable. Una ironía profundamente cervantina, por melancólica, una prosa cercana, sin malabarismos lingüísticos, ni amalgama pedante de conocimientos. Cada palabra en su lugar. Quien busque un «safari literario» poco encontrará, porque una de las muchas virtudes, condenadamente literarias, de este formidable libro es ese juego de iniciales con las que convoca a la condición humana (a la manera de Balzac), ese vaivén de vidas (personajes). Qué importa quién sea X, quién sea tal o cual, la cosa va por otro lado. Y he ahí la extraordinaria aportación al género sin fin que es este libro y los anteriores, un descubrimiento literario pues lo que define a cada uno es lo que hizo y dice. Ya demostró Darío Villanueva en lo que podría denominarse «el caso Barral» que desde el momento en que un hecho, un personaje, aparece en una obra el ser y el estar se transforman en materia literaria.
Trapiello escribe al son de los días, de las intuiciones, de los deseos y de las miserias
Estos son, a la manera galdosiana, los episodios personales de Andrés Trapiello, el gran friso de una vida española contada desde la última década del siglo XX hasta, por ahora, 2010. Monumental. Advertía Paul Valèry que «nada más original, nada más uno mismo, que nutrirse de los otros» Porque, sí, aquí se cumple aquello de Whitman: «Cuando hablo de ti, hablo de mí».
Ritmo de la narración
El ritmo de la narración, la tremenda verosimilitud de los diálogos, la extrema confianza con la que se busca la complicidad feliz del lector son rasgos de un valor literario con pocas semejanzas en el panorama narrativo en español de estos días. Hasta sus propios rasgos ramonianos: «Melancohólico. Un hecho. No errata.» Sin olvidar el centón de historias que se cruzan, memorables serán para un buen número de lectores. Como memorable es éste, en una maravillosa edición que incluye en la sugestiva portada un «prívate jokes» con Melville y el Pequod. Que siga la bendita fiesta.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete